- La inmigración se ha convertido en el principal problema para los españoles, por encima del paro y la vivienda, según la última encuesta del CIS. ¿A qué achaca esta percepción social?
- Ese resultado del CIS se debe a tres factores: el aumento importante de llegadas irregulares a Canarias; el uso partidista del problema real del reparto de los menas, convertido en bandera electoral por Vox, y en tercer lugar, el diseño del cuestionario utilizado por el CIS. Ese cuestionario incluyó una pregunta sobre la relación entre inmigración a España y desigualdad en el mundo antes de preguntar por los principales problemas que existen hoy en nuestro país. La espontaneidad de las respuestas a esta pregunta quedaba disminuida por las sugerencias previas sobre la existencia de problemas. En lo que va de siglo, como media, España ha estado recibiendo varios cientos de miles de inmigrantes cada año, pero la inmigración sólo ha aparecido como un problema muy prominente en la opinión pública cuando se han producido altos números de llegadas irregulares por vía marítima o a través de Ceuta y Melilla, o cuando se ha hecho un uso partidista intenso de este tema. Si los partidos no utilizan este asunto en su batalla política diaria, éste no escala hacia los primeros puestos en el ranking de las preocupaciones de los españoles. Por ejemplo, en 2021, cuando Marruecos alentó la entrada de golpe de unos 10.000 inmigrantes a Ceuta, el CIS no detectó un aumento de preocupación de los españoles por la inmigración, porque entonces los principales partidos no se enfrentaron por la gestión de esta crisis.
- En 2015, por ejemplo, durante la crisis de los refugiados sirios, Europa sufrió una presión migratoria mucho más aguda que la actual, pero en España no se advirtió una inquietud excesiva...
- La opinión pública española apenas se alteró entonces porque esa «crisis de refugiados», como se la llamó, no afectó a nuestro país. España recibía entonces pocas solicitudes de asilo, pero ahora se ha convertido en el tercer país de la Unión Europea que más solicitudes recibe, en su gran mayoría procedentes de América Latina. En 2023 fueron 163.000, un récord histórico. Pero la gestión de esta llegada de peticionarios de asilo desde Venezuela, Colombia, Perú, Salvador, Honduras, etc no causa, como digo, enfrentamiento entre los partidos políticos, y por eso no se traduce en cambios llamativos en la opinión pública.
- Lo que sí parece es que la cuestión migratoria se ha convertido en una de las piedras angulares de la política europea. Por un lado, el continente necesita inmigrantes para sostener el estado del bienestar. Por otro, gestionar los flujos de manera ordenada se está probando muy complejo para los Gobiernos. ¿Qué se ha avanzado con el Pacto Migratorio?
- El Pacto Europeo de Migración y Asilo no pretende dar respuesta a todos los problemas que afectan a la migración hacia Europa. Sólo ordenar y coordinar las respuestas de los Estados ante una parte pequeña de esa inmigración, la que llega de forma irregular por vía marítima o terrestre. Lograr este acuerdo ha sido muy difícil por los diferentes intereses de los Estados, y se ha conseguido buscando el mínimo común. En el contexto actual, en que gran parte de los Estados europeos se inclinan hacia políticas más restrictivas en este tema, el único acuerdo posible era diseñar normas más restrictivas a aplicar a los inmigrantes irregulares y peticionarios de asilo en el momento de la llegada a territorio europeo. Y a pesar de ello, el Pacto corre ahora grandes riesgos que afectan a su futura implementación....
- ¿Cuáles son esos riesgos?
- En 2026 los nuevos mecanismos e instrumentos deberían estar ya ejecutándose, pero ni la actual presidencia de turno de la UE, la de Hungría, ni las dos siguientes, la de Polonia y la de Dinamarca, van a impulsar la implementación del Pacto, porque están en contra de su contenido. O en el caso danés, porque, además, desde 1992 el país no forma parte del espacio en que se aplican las políticas de migración europeas.
- El Pacto tampoco parece haber acercado un consenso ciudadano sobre inmigración: una parte importante de los europeos apoyó en las elecciones de junio a partidos de ultraderecha que han hecho bandera de la batalla contra una supuesta «invasión» de Europa. ¿A qué achaca este auge de formaciones como la de Marine Le Pen en Francia, la Afd alemana o el FPO austriaco, que incluso podría ganar las elecciones el próximo domingo?
- El hecho de que ni la UE en conjunto ni cada Estado en solitario sean capaces de frenar la inmigración irregular es uno de los principales factores que impulsan el voto a la extrema derecha, pero no es el único: el auge de estos partidos se debe también a la reacción cultural contra la extensión de las ideas woke, del feminismo, del apoyo a las causas LGTBI... También a la respuesta de sectores económicos que resultan perjudicados por las políticas contra el cambio climático, a la caída de las expectativas de las nuevas generaciones, que ven cómo su vida será probablemente peor que la de sus padres... Son muchos los factores, algunos comunes y otros sólo locales. No puede achacarse a la inmigración todo el origen de este voto. En España, por ejemplo, el procés catalán fue mucho más importante que la inmigración en el origen del éxito electoral de Vox.
- La crisis migratoria en Canarias, donde las llegadas han escalado un 123% este año según el Ejecutivo regional, ha provocado un fuerte choque con el Gobierno central. En ese marco, la oposición critica la falta de una política migratoria a largo plazo más allá del parche temporal que supone el reparto por comunidades. ¿Qué elementos tendría que tener esa política?
- En España se necesita un debate racional, basado en datos, sobre el impacto que la inmigración ha tenido en el país y sobre el tipo y cantidad que se necesita y se puede absorber en condiciones dignas. Tenemos ya más de nueve millones de inmigrantes, lo que nos coloca, en términos de inmigración per cápita, a la altura de países como Alemania o Bélgica, por encima de Francia, de Italia, Dinamarca o Estados Unidos.
- ¿A qué se debe ese aumento?
- Esta gran inmigración a España es consecuencia de una política laxa, practicada por los gobiernos de ambos signos, que se ha centrado en evitar la que causa más «alarma social», la que llega en pateras o a través de Ceuta y Melilla, pero ha hecho caso omiso de la gran fuente de inmigración irregular, que es la que llega como turista, estudiante o sin necesidad de visado, a través de los aeropuertos, para luego quedarse. Durante las últimas décadas se ha dejado que el grueso de los inmigrantes pasaran años viviendo y trabajando como irregulares para proceder después a su regularización ordinaria o extraordinaria. Este no puede ser el modelo del futuro. Además, esta migración masiva ha alimentado varios sectores económicos de baja productividad, bajo valor añadido, con el resultado de que nuestro PIB per cápita se ha alejado, por abajo, del de todos los países que ya formaban parte de la Unión Europea cuando nos incorporamos, con la excepción de Grecia. España debe preguntarse si nuestro proyecto de país es seguir profundizando esa brecha en la riqueza per cápita, atrayendo más inmigración que alimenta esos puestos de bajos salarios y gran inestabilidad, aumentando así la bolsa de personas en situaciones de pobreza, que se nutre básicamente de inmigrantes y que es una de las más grandes de la Unión Europea.
- Pedro Sánchez habló de inmigración circular en su reciente viaje africano como una manera de paliar la crisis. ¿Qué formas hay de implementar este sistema de manera eficaz?
- La migración circular desde países africanos hacia países de rentas altas en Europa sólo funciona a través de programas que implican una importante inversión en gestión político-administrativa por parte de los Estados, tanto en destino como en origen, además de cooperación con las empresas privadas que emplean a los migrantes.
- ¿Qué tipo de cooperación?
- Para ser sostenible el sistema exige, por ejemplo, colaborar con las agencias de empleo de los países de origen, para que a través de ellas se realice la selección de los trabajadores. Esta selección es imprescindible para sostener el programa: la experiencia española de la migración circular con Marruecos, que permite la contratación en la zona fresera de Huelva de miles de trabajadoras marroquíes cada año, sólo ha sido posible con la colaboración de la agencia marroquí de empleo y las elección a través de ella de mujeres con experiencia laboral agrícola y, en su mayoría, con obligaciones familiares en origen, lo que se convierte en garantía de la existencia de incentivos para el retorno a su país.
- ¿Qué pasa cuando falta este requisito de retorno?
- Ha sido el principal motivo del fracaso de programas de migración circular con países africanos. Ocurrió en los comienzos del programa de migración circular con Marruecos, a principios de la década de los 2000, cuando se seleccionó a mujeres urbanas, sin experiencia agraria, y la mayoría no retornó a su país. Ha pasado también en el caso de Senegal. Evitar ese no retorno exige una fuerte intervención en el proceso, diseño de programas detallados, concertación con todos los agentes implicados... algo complejo. En conjunto, el alcance de los programas de migración circular en España, o en otros países, es muy limitado en términos cuantitativos y muy restringido al sector agrícola.
- También caro, probablemente.
- Esas exigencias administrativas de las que hablo, que son inevitables para garantizar su éxito, convierten en costosa la experiencia para el Estado en términos de gestión y negociación con las partes (sindicatos, empresarios, agencias de los países de origen...). Pero este instrumento es, junto con la inversión en formación en origen, uno de los pocos disponibles para abrir canales de migración ordenada, mutuamente beneficiosa y sostenible política y socialmente.
- El presidente también hizo hincapié en la necesidad de que los países de origen acepten la repatriación de quienes llegan irregularmente a España. ¿Cómo se puede impulsar esa tasa de retorno? ¿Qué tipo de acuerdos hacen falta?
- Este es uno de los aspectos de más difícil resolución. En la Unión Europea en conjunto se devuelven menos del 30% de los inmigrantes irregulares que se detectan, pero, sin ese retorno, las políticas que intentan regular la llegada no tienen credibilidad. Los acuerdos de retorno son imprescindibles para reducir la inmigración irregular. Pero los Estados de origen no tienen incentivos para aceptar la devolución, porque esta resulta muy impopular entre sus poblaciones.
- ¿Qué se les puede ofrecer a cambio?
- Para lograr acuerdos de devolución, los Estados o la Unión Europea deben ofrecer canales de migración legal, inversión en ayuda al desarrollo y en formación de sus jóvenes, cambios en las políticas de visados, apoyos en las áreas que interesen a esos países, ya sea comercial, de seguridad, de inversiones... Lograr esos acuerdos requiere siempre un gran esfuerzo de política exterior, una mayor presencia en esos países, mayores intercambios de todo tipo para crear redes de confianza mutua que permitan la cooperación en el terreno migratorio.
- ¿Qué papel juega la ayuda al desarrollo para frenar estas oleadas migratorias?
- La ayuda al desarrollo no puede concebirse como una alternativa a la inmigración. Se habla mucho de «tratar las causas» de la inmigración irregular, pero la verdad es que ni la Unión Europea ni los Estados miembros tienen capacidad para influir de tal modo en los países de origen como para lograr un gran salto en su nivel de desarrollo. Tampoco tienen la capacidad de pacificar los conflictos que causan grandes huidas de población, como los que ahora asolan territorios como Mali o Sudán. Creo que los europeos han sobrevalorado en cierta medida sus capacidades al creer que pueden transformar sustancialmente la realidad de los países de origen de la inmigración que llega hasta el continente.
- Usted sostiene que los países pobres no son los que exportan más emigración, sino los de renta media...
- En los países más pobres la población no puede pagarse los costes del viaje hasta Europa. Buena parte de África no ha llegado aún al umbral mínimo de renta en el que empieza a producir emigración en números relevantes. Por tanto la ayuda al desarrollo, si fuera eficaz, podría producir en los países ahora más pobres más emigración, y no menos. En otro sentido, la ayuda al desarrollo resulta imprescindible para mantener relaciones de cooperación con los países de origen de la inmigración, y puede incluir instrumentos de ayuda en aspectos que estén directamente relacionados con la inmigración irregular, como todos los relativos al control de fronteras y la gobernanza de la seguridad en sus países. La inseguridad representa uno de los grandes frenos al desarrollo en muchos países africanos, de modo que existe en ellos una demanda de ayuda dirigida específicamente a mejorar esa seguridad.
DNI
Nació en Zamora (1957). Ha sido investigadora en el Centre on Migration Policy de Oxford y el Centro de Estudios Políticos de Budapest.
Entre sus publicaciones destaca 'Spain, the Cheap Model. Irregularity Management and Regularization as Immigration Management Policies' (European Journal of Migration and Law).